miércoles, 5 de abril de 2017

Santa Teresa murió un 4 de octubre y fue enterrada al día siguiente, 15 de octubre


No, no has leído mal el título del artículo ni hay ninguna errata: Santa Teresa de Ávila murió el 4 de octubre de 1582 y fue enterrada al día siguiente: 15 de octubre. 

Sin embargo, así fue. Ello ocurrió exactamente así en 1582. ¿Por qué es esto? Porque en ese día empezó a regir el cambio de calendario (se pasó del calendario juliano al calendario gregoriano), cuando el Papa añadió 10 días al almanaque para reparar un error que venía desde muchos años atrás.


Dicha reforma (llamada gregoriana) surge como necesidad del desfase que provenía de un inexacto cómputo del número de días con que cuenta el año solar. Según el calendario juliano que instituyó un año bisiesto cada cuatro, consideraba que el año solar estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189, o lo que es lo mismo, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los 1257 años que mediaban entre 325 y 1582 un error acumulado de aproximadamente 10 días, error que se decidió solucionar de una tajada. Y para que no ocurriera lo mismo en lo sucesivo, el nuevo calendario gregoriano estipulaba que si bien los múltiplos de 4 eran bisiestos, no lo serían sin embargo los múltiplos de 100 (llamados años seculares).


El impulsor de la reforma del calendario fue el Papa Gregorio XIII. Se constituye la Comisión del Calendario, en la que destacan importantes astrónomos y matemáticos de la época y deciden tomar por bueno el valor del año solar dado por Alfonso X el Sabio (un rey español) en las Tablas Alfonsíes: 365 días 5 horas 49 minutos y 16 segundos. En septiembre de 1582 se aprueba la reforma y se decide llevarla a la práctica en octubre.


Es así que al jueves -juliano- 4 de octubre de 1582 le sucede el viernes -gregoriano- 15 de octubre de 1582. Diez días desaparecen asi de nuestra historia. Diez días que nunca jamás existieron.